Las Antiprincesas crecieron y dejaron de esperar ser besadas por el príncipe para despertarse de un sueño de un siglo, de sufrir el miedo de cruzar el bosque y de cargar una coronita en la cabeza que achataba sus sueños. El pañuelo verde, de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, se colgó de las mochilas y entró a las aulas, viajó e colectivo, se reconvirtió en un símbolo de complicidad en las plazas y se vistió de aullido de poder en los puños. Las chicas toman la palabra. Y ponen el cuerpo. Buscan ser más libres, más gozosas, esquivar los cuerpos uniformados, gritarle al acoso callejero, reclamar por sus amigas. Son protagonistas de la revolución de las hijas... Son las jóvenas y escriben su propia historia. Bienvenidas al mundo que soñamos.